La JSC denuncia el golpe de estado en Honduras en contra de su presidente Manuel Zelaya. Llama a un retorno de la legalidad democrática y el orden constitucional lo más antes posible. Las fuerzas armadas no tienen ningún rol que jugar en la política interna de los estados.
En 2001 la Organización de los Estados Americanos tomó el paso importante de aprobar la Carta Democrática Interamericana que comprometió todos sus miembros a la preservación y la defensa de las instituciones democráticas. La Carta fue invocada por primera vez para denunciar el golpe de 2002 en contra de Hugo Chavez y se espera que una combinación de presión externa y oposición popular interna revocara el golpe en Honduras.
Manuel Zelaya propuso convocar un referéndum no-vinculante que estudiaría la posibilidad de convocar una asamblea constituyente para escribir una nueva constitución. La constitución de Honduras es el producto de un clima manifiestamente no-democrático de los 80s, cuando el país fue usado como una base de operaciones para interferencia foránea con la revolución Sandinista en Nicaragua. Como respuesta a décadas de dominación que tomo la forma tanto de dictaduras militares como de su primo más sutil, el ajuste estructural neoliberal, los pueblos de latinoamérica han rechazado la ortodoxia imperial y han optado por otro camino.
El continente nos recuerda que la única alternativa a regimenes basados en la violencia, la explotación, y la injusticia es un giro a la izquierda.
Como JSC, insistimos que las transiciones democráticas y sociales son ambas condiciones necesarias para la creación de un mundo mejor. Las libertades políticas y el sufragio universal pertenecen a las mayores conquistas de las clases obreras. Siguen siendo la formula para garantizar que la inmensa mayoría de la sociedad pueda decidir sobre su propio destino.
Estos derechos solo tienen un contenido limitado mientras que se permite que prevalezca la injusticia económica. En todas partes la concentración de vasto poder económico en manos privados es un obstáculo al progreso colectivo. Como socialistas estamos comprometidos a la destrucción de oligarquías en todas sus formas y estamos en solidaridad con ellos que comparten esta meta.
Dijo Salvador Allende durante su defensa del Palacio de La Moneda que “la historia es nuestra y lo hacen los pueblos.” El avance de la causa social se puede detener momentáneamente pero nunca se puede parar. Nosotros que luchamos para un aumento global de la libertad y la libertad entendemos la necesidad de una denuncia total del golpe militar en Honduras. Las victorias democráticas y sociales en cualquier parte de la tierra son victorias que todos compartimos.
JOVENTUT SOCIALISTA DE CATALUNYA
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